ALONSO
VELÁSQUEZ Cuando te entrevisto Jorge Villacorta para En el cielo como en la tierra (1995),
tuviste un sínodo confesional de un yo escindido, tus fragmentos, te soy
sincero, me conmovieron. Han pasado 22 años y ahora nuevamente soy Alonso
Velásquez en virtud de Jedeque, el
retorno del Cordero. ¿Por qué te multiplicas en el camino al Calvario? ¿No
sabes acaso que la virtud del plomo derrite a los soldados? Miguel, el discurso
del idiota es canotaje inverso, canotaje hacia las montañas… tus aguas no
descienden. ¿Tienes sed?
MIGUEL
CORDERO Esta mañana de sol, soy catorce veces el mismo, mis pasos
circulares son arcillosos y me asusto porque la laguna nos ha ahogado infinitas
veces. A la distancia los cerros son dibujados con caligrafías de Pachacchakis
amarillos. No se entiende la intensidad de las flores de kisuar y tampoco la alegría
de las tejedoras patambinas. Tengo sed. ¿La flor amarilla de Cortazar, es un
girasol de Vincent? Todo es amarillo en el camino hacia el Calvario y, si,
tengo sed. Todo es amarillo.
AV Seguro
tienes la bilirrubina alta y caminas a 2300 msnm.
MC ¿Sabes?
AV Sí, sé
que ya se te reventaron los cráneos y que conoces todas las nubes, todas; así
pasa cuando aleteas como un F-14 o un Boeing 747 o cuando vuelves a aletear
como Ícaro. Ya te dije que la cera no es buena para pegar las plumas, ni
siquiera para las de los pelicanos. ¿Tienes Presión alta?
MC Sí, la
sístole ya casi llega a la excelencia colegial (a 20); a propósito, tengo media
tonelada de memoria escolar en nudos de lana gris. Puro garabato en una
escultura matemática de tormento.
AV
¿Tantas veces suicidado y aún eres un muerto sobreviviente? Miguel, ¿perdiste
el juicio?, llevas una sentencia prolongada de silencio, ya no se te escucha ni
los ronquidos…
MC Me
convertí en un ventrílocuo con apnea; de hecho, nunca hubo silencio, lo que sucedió
más bien fue el gusto por los susurros y los taninos con notas a chocolate.
Reconozco que lo que produjo un walkover
del arte fueron circunstancias dolorosas de índole familiar, las cuales golpearon
el alma de mis almas. También tengo que añadir que lo extraartístico me provocó
escepticismo y hasta cierto desencanto, pero igual, la cabeza (sin cráneos) daba
vueltas y vueltas, como un pollo a la abraza. Realicé acciones de titulación
desde el escenario del aprendizaje a través de cursos de panadería, criminalística
y también para lograr ser entrenador de futbol; eso me tomo casi tres años. Al
poco tiempo, experimente un incendio y me secuestraron; incluso, en esos
momentos complejos, imaginaba pura flatulencia artística. Todo esto afecto mi
peregrinaje cuya línea tiene volúmenes helicoidales y descendentes; es decir,
pura bosta. Bosta abundante.
AV
He
escuchado que a los armadillos se les caza con la luz de luna llena. Miguel,
ojala tus plumas de pelicano sean abono para las flores de kisuar. ¿Es cierto
que eres un acumulador?
MC
Soy
un coleccionista. Cuando tengo la sensación de estiércol, me peino unas hélices
de helicóptero y me elevo por los aires para ver cómo se esconden los armadillos
en sus guaridas. Soy un coleccionista de cartes
de visite, placas y fotografías de época; de hecho, tengo un pacto de
sepulcro con Emilio Díaz y con la melenuda fotografiada por él. Además, tengo
más de catorce sillas de barbero, cálculos biliares, libros de autoestima y,
por el momento, el primer calzón de una serie (el de Scarlett Johansson) para ¡Historias
falsas de la colección más linda del Perú! Bastante caramelo de limón…
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Miguel Cordero |
AV
Admiro tu insistencia por el
color amarillo. Miguelon, me incomoda admitir que, para que todo se regule
naturalmente, lo escatológico es balanza de equilibrio, lo escatológico es
balanza de equilibrio, pero las cosas son así, como los vientos de agosto o las
madrugadas evangélicas, ¿verdad?
MC
A
mí me causa tristeza la intolerancia de quienes sostienen improperios que
descalifican las poéticas artísticas que no practican. Creo que deberíamos reconciliarnos
en una fiesta infantil mirando la misma nube. Si, cada quien desde su montaña y
sus vientos mirando la misma nube. Te cuento, para mantener activo a mi papá –
un octogenario brillante con conocimientos de lo más diversos – le he encargado
que me ayude en el diseño y fabricación de una máquina para hacer pedos; en
claro homenaje a Cloaca de Wim
Delvoye, del cual tengo, dicho sea de paso, un par de rollos de papel higiénico.
Mi padre es un Ciro Peraloca que militantemente desea descontaminar el Lago
Titicaca, transformando la lenteja de agua en combustible y preservando las
montañas nevadas a través del poliacrilato de potasio. Mi viejito lindo es un d’Artagnan.
AV
Es
agosto, mes de los vientos y de la Virgen de la Asunta o la Asunción… ¿Qué hay
de nuevo viejo?
MC
En
la comunidad de Patabamba, el 24 de agosto recibo el Pachacchaki o saco para
cienpies, hecho con lana de oveja y teñida con pétalos de kisuar. Recuerdo que
hace un año, exactamente, inicie las conversaciones con don Benicio Champi y,
luego, por su intermedio, con las comuneras bajo el considerando: y a este
chiflado ¿qué le pasa? Tuve que mostrar imágenes de la mochila de plata y del
saco Montesinos para que me creyeran los proyectos planteados: la colección de
chompas de alpacas para alpacas y la del ciempiés. Ahora, las tejedoras, están
convencidas de que haremos un saco Jorge Chávez para un Boeing 747 de AeroContinente,
trabajo relacionado con los dominios aerocomerciales y narcotráfico, que seguro
nos tomara unos tres o cuatro años en realizarse. En estos momentos, dibujo una
sonrisa frente a la incredulidad y saboreo el triunfo del sinsentido frente a
los marcos perceptuales de lo real, al sentir que me he transformado en una
dosis reconfortante de cortisona.
Preguntaste citando al conejo
Bugs Bunny, termino parafraseando a William Blake: Si las puertas de la percepción
se purificaran, todo aparecería al hombre como es, infinito. Alonso, hermano de
la fragmentación, hiperventilado, empiezo a creer que el arte puede ser un
disparo de rosas azules a los vientos de agosto.
AV
El
infinito es un múltiplo de dos, cuyo resultado debe decirse con gesto adusto y
ceño fruncido: infinito, infinito… Miguelon, ¿Cusco telúrico, te regaló la
magia para alucinados?
MC
Siento
que los conejos todavía saltan dentro del sombrero; lo bello es, que cuando
salen, se transforman en más conejos. Yo estoy extraviado porque no sé cuál de
las 14 personas soy, a veces soy el quinto o el décimo segundo o el primero y
sexto simultáneamente. ¿Me escuchaste? ¿Nos escuchaste?
Cusco me abriga y Patabamba me
desnuda. Un yo comunitario, rural y festivo, un yo dominó que cae pieza tras
pieza en recorridos poéticos, sociales y políticos. Oxígeno, ¡eso es! Oxígeno.
AV
¿Oxígeno?
Hueles a naftalina… Si pretendías ser artísticamente radiográfico y si estas en
contra de profesionalizar el sinsentido poético, ¿Por qué exponerse? ¿Por qué arriesgar
tu salud? No piensas en mí, ¿verdad? Yo estoy muy preocupado por lo que te
pueda pasar porque lo que te suceda a ti, me ocurrirá también a mí. Te conozco
intestinalmente; sé que estarás mirando el vacío frente al espejo, hablando
solo en los jardines, recriminándote por compartir lo que es tuyo tuyo en
caminatas sin destino cierto, Miguel, prepara los algodones, el Captopril, la
oración y el silencio.
MC
Discúlpame,
únicamente me acerque a la orilla de la laguna para mojarme los pies. Ahora sé
que nuestro hogar es el canotaje inverso, el canotaje hacia las montañas, el canotaje a la felicidad.
Este
texto forma parte de la obra 120 mg de Pensamiento Ovino, presentada en la
exposición Jedeque, el retorno del Cordero
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