la tumba superficial y el clamor por un poema “legible”: sostener el poema entre el cableado (revisado)

BRAULIO PAZ

PRIMERA PARTE







1.      Es sorprendente que, en este aquí y ahora, aún se encuentren comentarios en las redes sociales que recen: el lenguaje poético es la forma más sublime del habla humana (o similares). El acto de escribir ya no está circunscrito a la palabra poética, sino en dar continuidad a un proyecto multiforme con base en una diversidad de variables y modulaciones. No es una cuestión nueva, es resultado de un proceso y tiene una genealogía. Ya antes del fin de siglo Eduardo Milán identificaba una división con origen en el impase histórico de las vanguardias. Por un lado, tenemos un grupo que desciende (aunque se ramifica luego) del concepto de poesía como forma particular de lenguaje que se deriva del vanguardismo histórico (la paronomasia de Jackobson). Por el otro, tenemos lo que Milán llama poesía de la lengua, que se ampara en la historia de la lengua y la literatura para sustentar su resentimiento (no necesariamente crítica o refutación) contra las vanguardias ([i]). 

2.      En primer lugar, tenemos al grupo que al sentirse libre del mapa que marcaba el Finisterre como dominio de monstruos marinos, se permitió abrirse a la influencia de elementos externos a la tradición (en el sentido ortodoxo del término). La estética del videoclip, el zapping televisivo, el lenguaje SMS, etc. expandieron las posibilidades de la escritura. El fragmento se descubrió idóneo para el siglo XXI por ser la herramienta ideal para la representación del derrumbamiento de la Utopía. Además de esto, se lleva a cabo un cambio en la dinámica de dialogo entre escrituras (del pasado y del presente) producto del acceso generalizado a internet. El presente siglo contiene, de cierta forma, a los anteriores: nos basta un click para retornar (por así decirlo) a cualquier época histórica. El lector puede acceder a textos (y otros materiales) producidos en casi cualquier periodo histórico y, también, en casi cualquier lugar del mundo. Como resultado podríamos hablar de una tradición personal que ha desplazado a la tradición/canon académica, nacional o de cualquier otra índole. Las influencias de un escritor ya no tienen que ser sus predecesores, sino que puede dialogar con escrituras en tiempo real, conforme van apareciendo en distintas latitudes a lo largo del globo, sin que esto signifique una negación radical del pasado como en el caso de las vanguardias históricas. 
El segundo grupo, en jaque doble por la puesta en crisis de la poesía como género literario para dar paso al concepto de escritura que a su vez pone en crisis las prácticas de la lengua estándar y por el fin de la Historia guiada por convicciones que otorgaban sentido a la realidad, opto por el atrincheramiento de museo. En 2011, la antología Poesía frente a la incertidumbre (nótese lo significativo del título) abría con un prólogo sin firma (pero, se supone, afirmado por los ocho antologados) en el que se expresaba que: “el poder de hoy no hace más que invitarnos al silencio, al fragmento, a las subjetividades ensimismadas y a la pérdida de diálogo entre las conciencias” ([ii]). Tomando en cuenta que los autores ya habían visto su trabajo reconocido con no pocas premiaciones (fuera de la presencia internacional que les otorgaba el hecho de que el libro fuera publicado por Visor) la pose marginal que la declaración pretendía era completamente injustificada. Sin embargo, suponiendo (y es suponer bastante) que el poder al que se refieren es la aceptación tácita y casi generalizada de la tesis de Fukujama (el neoliberalismo parece ser, en el inconsciente colectivo, el único modelo que se salva al ocaso de las utopías del XX) estaríamos, siguiendo con la suposición, ante la idea de que la forma de enfrentar al individualismo (asumo que a eso se refiere al autor cuando habla de subjetividades ensimismadas) está en el retorno a un terreno sólido, en este caso la “historia común”: la tradición (por eso el rechazo a Rimbaud y la violencia parricida vanguardista que provocó).

3.      Es cierto que la misma lógica que origina la idea de la tradición personal es problemática si se la traslada a otro campo, el social (por llamarlo de algún modo). Si un lector, gracias a internet, tiene acceso en tiempo real a una paleta de autores entre los que puede elegir sin el imperativo de un canon académico/nacional, un individuo puede seleccionar las verdades que mejor se acomoden a su ánimo y, con estas, construir una visión del mundo personal (o quizá, personalizada, a la manera de los algoritmos que nos recomiendan videos en YouTube). Hace unos meses, The Guardian publico una nota sobre Mike Hughes, un hombre de 61 años que había construido un cohete a vapor de manera autodidacta y que planeaba volar sobre California para probar que la tierra es plana. Cierta o no, la noticia es sintomática de la alienación del individuo en nuestra sociedad. El fenómeno hikikomori japonés (gente que se niega a salir de su habitación) proporciona otro ejemplo. Y, aunque pareciera que con el advenimiento de la era tecnológica el mayor problema sería el conservar nuestra privacidad en una sociedad en la que se hace tan fácil la vigilancia orwelliana (o que hace costumbre publicar la foto del desayuno), nos acercamos en realidad a una sociedad solipsista, incapaz de afirmar algo como verdad con excepción de lo que ocurra en su cabeza o experimente a través de su computadora. Incluso el intento de preservar la esfera íntima de la privacidad resulta en la intimidad misma transformada en una esfera “mercantilizada”, completamente objetivada. Es decir, retirarse a la privacidad, hoy en día, significa adoptar fórmulas propagadas por la industria cultural reciente (desde tomar clases de iluminación espiritual o yoga, hasta salir a correr cada mañana o ir al gimnasio). Sin embargo, la propuesta de los cultores del pasado no ofrece una solución en tanto que el intento del retorno no deja de ser un escape equivalente al individualismo alienado de las subjetividades ensimismadas que denuncian.

4.      El problema del retorno formal reside en que, por ejemplo, la estética del dolce stil novo aparece como consecuencia de un estado del mundo, dado que, justamente, escribir es interpretar un estar en el mundo. Como no vivo en la Toscana del siglo XIII, pretender que un soneto compuesto dogmáticamente para emular a Petrarca es producto de mi situación como ciudadano latinoamericano del XXI es ridículo. En un ensayo sobre los precursores de Kafka, Borges propone que la relación entre el checo y los autores que el argentino identificaba como sus influencias no era lineal, sino retroactiva. En otras palabras, no se trata de que los textos existan en potencia en sus precursores, sino de que se nos develan nuevas dimensiones de los trabajos más antiguos a través de la lectura del texto que supuestamente influenciaron.
Hace cien años podíamos hablar de un imperativo innovador en la escritura (el de las vanguardias); pero, el hombre actual está inmerso en su cultura repleta de refritos, ¿Por qué entonces pedirle que, por el simple hecho de escribir poemas, sea una especie de aceta desconectado del mundo? La innovación ya no se puede dar bajo la lógica lineal/sucesiva y, al mismo tiempo, el retorno es imposible. Lo nuevo se ha visto obligado a aparecer a través de la repetición, en tanto que esta equivalga a resignificación, a dialéctica (en el sentido más hegeliano de la palabra) y no a vudú que mantenga un zombie con vida: una mirada al pasado que sea solo posible desde el marco proporcionado por el ahora. Dialogar con el pasado implica una dinámica diferente a la que el canon nos había acostumbrado: se trata de la emergencia de los momentos que habían sido encadenados por la visión lineal del tiempo (que contribuye a la melancolía) y por la prisión del ahora sin salida; pero, también, se trata de permitirnos mirar hacia el futuro a través de este proceso. 




[i]  MILÁN, Eduardo.
(2014) Poesía latinoamericana de fin de siglo en En suelo incierto, ensayos (1990-2006) (sección Resistir, insistencias sobre el presente poético, págs. 123-132) México D.F: Fondo de cultura económica.

ii VARIOS AUTORES.
2011. Poesía ante la incertidumbre: Antología de nuevos poetas en español. recuperado el 13/12/2017, Sitio web:http://assets.espapdf.com/b/Varios%20Autores/Poesia%20ante%20la%20incertidumbre%20(342)/Poesia%20ante%20la%20incertidumbre%20-%20Varios%20Autores.pdf 
           






Comentarios