Tres breves notas al pie por Sebastián del Carpio Alvizuri sobre Objects in the Mirror:
I.
Los
ritos funerarios más antiguos de los que se tiene noticia datan de hace más de
300 mil años. En principio intentamos asimilar la tragedia de la perdida de una
vida normalizándola, haciéndola parte del orden del mundo como única forma de
poder continuar. Objects in mirror are closer than they appear de javiermanuel
es un libro que se encarga de prevenir esa normalización: por un lado, la
existencia del libro es en sí un recordatorio de que existieron esas personas (una
chica en un accidente automovilístico extraño, refugiados, suicidas, gente
atrapada en un incendio, etc.) ya perdidas de vista por el inconsciente
colectivo voluble al ciclo de la prensa; por el otro, el libro es un intento de
lidiar con la tragedia a través de un mundo ordenado científicamente en
contraposición al aproach mítico/espiritual
(no en vano la breve biografía del autor que acompaña al libro nos informa de
su formación como ingeniero y del, aparentemente, irrelevante dato de su
condición de apostata de la iglesia Católica).
II.
Quizá
por capricho, pero parece irresistible trazar aquí una paralela con el libro bíblico
de Job. En este, el viejo probo es interpelado por un dios que envía desgracia
tras desgracia mientras un grupo de amigos del personaje intentan calmarlo a través
de la búsqueda de algún significado profundo
a su tragedia. Pero la respuesta de dios al final le da la razón a Job, no
hay tal significado profundo: las
tragedias simplemente acontecen. De la misma forma, javiermanuel, se encarga de advertirnos de lo infructuoso de la búsqueda,
nuestra realidad a través de los textos del libro se revela como un universo
incomprendido que funciona bajo el principio de la incertidumbre, rezar un Padre Nuestro Cuántico se ve completamente
ridículo (cuando se intenta en el libro el efecto es sumamente cómico y permite
adivinar una sonrisa socarrona en la boca del autor imaginando a los que se lo
tomaron en serio).
III.
Dado
esto, si antes hablábamos de evitar la normalización y, al mismo tiempo, de
prevenir la búsqueda de un significado más profundo
del aparente en la tragedia, ¿no podríamos decir que hay una contradicción
en ambos procesos? ¿Cuál es el verdadero punto de ejercer de testigo, generando
registros, de la desgracia si en última instancia esta no significa nada más allá
del baile de los cuantos? La respuesta se encuentra en la memoria, la necesidad
de recordar: ya en el titulo nos habla de objetos que hemos dejado atrás, que
solo vemos en el espejo del auto y que, sin embargo, están más cerca de lo que
pensamos.
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POEMAS:
[ III
] La mirada es del mar
(FRAGMENTOS)
13
¿Nunca viste las gaviotas elevándose
desde las líneas de ciertos libros,
estrofas enteras de vibrantes gaviotas?
Gaviotas
hipotéticas de masa imaginaria
velocidades
superlumínicas interpretan la fe
versículos
abominables arrancados y huérfanos
que nombran el
inicio de los tiempos y antes aún
marea~saliva
venenosa de ojos rojos
el error de Dios
que es la poesía
separar luz de tinieblas
anomalía
perfecta de once dimensiones
hasta ahora.
14
A
Bruno Schulz
In
Memoriam
Para aislar el tiempo
se debe eliminar el cruce de chirridos de
los pájaros
sus lisérgicos adverbios y preposiciones
sus caprichosos pronombres que hipnotizan
para que lentamente se cree por sí mismo
un saludable grano de tiempo
electromagnético
surco
donde
construimos quarks con cuerdas:
fuerza de las mareas
lilas como tus labios
donde yace tu
vientre partido
una granada
grosella que mira la muerte,
entre lo
microscópico y lo gigantesco
para encontrar
la teoría del experimento que somos:
un concepto variante nervioso del espacio tiempo
el tejido turbulento, accidentado y caótico de la vida misma,
el universo como es:
pesadísimo, infinitesimal,
tan absurdo como morir a los veintitrés.
Sacudan sus
manos y pronuncien su Nombre con voz alegre.
Anuncien su Nombre
con himnos y sonidos de trompeta.
Acompañen sus
alabanzas lilas y pájaros.
Alábenle con
arpas y cítaras, címbalos y liras.
Aleluya.
Aleluya.
[X ]
Fin del Caso
59
Nada pudo
ocurrir diferente/ siete de octubre/
tenías que morirte.
Ya te lo habían
advertido dos semanas antes/ veintitrés de septiembre/
en aquel
concierto donde
caíste de
cerebro y te internaron dos días
dos meses sin beber, dijo el médico (aquel dios probeta de piadosa luz)
Derramada fue la
bolsa de sangre en tu cabeza aquella noche
marcada como un
animal de beneficio en tiempo de los corderos
con una equis en
la puerta del vientre
primogénita
vulva que entraña signos oscuros
deshuesadero de
ilusiones en Carmen Alto.
¿Papá sigue
ebrio?
Mamá murió de
pena.
De ahí su
aversión a los espejos.
Cuando muere una
madre todos somos un poco más huérfanos que los domingos.
Ahora
que estás lejos
del alcohol
mojas tus pies
en la luna
sueñas tu
reflejo cuando se nubla
ves la puesta de
cada sol
no habitan tu
sonrisa ni tu dolor en silencio
¿ya superaste el síndrome de abstinencia
del amor?
60
Tú que cantas todas mis muertes.
Tú que cantas lo que no confías al sueño del
tiempo.
Descríbeme la casa del vacío.
Pizarnik.
Nadie esperaba
un discurso mínimo
ni una descarga
eléctrica de eritrocitos incandescentes
cometas en la
madrugada sobre el campo de maíz
caricia de
espiguillas cósmicas bajo la piel:
Vibrar y vibrar
y vibrar hasta el final
(aspirar secreciones, retirar cuerpos
extraños)
vibrar con tanta
energía que todo tiemble y caiga
(administrar
oxigeno por cánula binasal, de 2 a 4 litros por minuto)
Gargaritas Gargaritas
y se parta
sucediéndose en terrones de nostalgia y sangre
(embolización
endovascular)
Gargaritas Gargaritas
por las
escaleras el bajo vientre la baja espalda
(atropina,
efedrina, fenilefrina, epinefrina, dopamina, pienso en ti)
(risas de niña)
pesadas
ilusiones que se astillan con cada golpe de hueso
(monitoreo
electrocardiográfico continuo, no pares)
Ven ven Gargaritas
con cada arcada
que hace tronar los maxilares tras las orejas
(sulfato de
morfina de 2 a 4 miligramos cada 5 minutos)
Gato gordo
trueno que
estalla en la cabeza dentro dentro tras los ojos
(colocar línea
intravenosa estable)
aquí, en las faldas de mami,
ojos de fuego y
vidrio ojos líquidos de impaciente locura
(tratamiento del
neumotórax)
te voy a contar una cosita
de rabia de
savia de niño de ella que se muere y nadie puede
(comenzar con
cristaloides y coloides en proporción 3:1)
Gargaritas,
y nadie puede
levantar un dedo contra su destino desbarrancado
(lavado salino
en hemorragias del tracto gastrointestinal superior)
ni contra las
constantes universales del silencio que la sueltan
de los hilos de
amor que la movían;
(niñas de risa,
pienso en ti)
te voy a decir la verdad;
no le faltamos a nadie
Gargaritas,
a nadie.
Javier Manuel Rivera Martínez
(Arequipa - Perú, 1978) es ingeniero químico titulado por la Universidad
Nacional de San Agustín y apóstata por la Iglesia Católica. Ha publicado los
poemarios Cronopiáceos (Adrus, 2012) y Parasomnias y otras identidades del
recuerdo (Conde de Lemos, 2015). Ha participado en diversos recitales de poesía
y actividades culturales cómo la Caravana Poética y el VI Festival de Poesía de
Lima donde presentó sus poemas en la Casa de la Literatura. Ha presentado sus
libros y otras lecturas y homenajes en la FIL Arequipa 2014 y 2015 y en la FIL
Cusco 2015. En 2016 participó en el Festival de Poesía Enero en la Palabra, en el
Festival Internacional de Poesía de Arequipa y en el IV Encuentro Internacional
de Escritores y Escritoras La Hermandad de las Palabras en Babahoyo y
Guayaquil, Ecuador. En 2017 obtuvo el segundo lugar en el Concurso Cartas de
Amor organizado por la Asociación Cultural Casa de Cartón. Sus crónicas y artículos
han sido incluidos en diversas compilaciones como Arequipa y el Escribidor
(homenaje a Vargas Llosa realizado por la Biblioteca Regional de Arequipa) y
Pre-Textos para marcar la cancha de Editorial Quimera.
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